30-09-1924 • 13-06-2019
En Traiguén, el 30 de septiembre de 1924, nace Fernando Darío, en el granero de Chile, en la calle Basilio Urrutia 665, justo en el lugar que hoy ocupa la Alianza Francesa, en la casona de las 2 Palmeras, hijo menor de Helene Jacques y del “tapón” Viveros, a quien solo conoce personalmente a los 18 años en un tribunal de la republica.
Sus estudios primarios se inician en su ciudad natal, luego en Concepción, donde inicia la carrera de odontología que posteriormente solicita ser trasladado a la capital, a la facultad de medicina de la Universidad de Chile, se titula como cirujano dentista el año 1948.
En primeras nupcias, se casa con Mary Agnes Collyer Bravo, colega dentista a quien conoce en sus estudios y es más fue su alumna como profesor ayudante, con quien tienen 4 hijos; Fernando, Daniel, Alejandro y Eduardo, todos nacidos en Santiago. Lamentablemente, fallecen Daniel y Eduardo debido a enfermedades incurables para la época.
Se destaca en su carrera profesional por su gran capacidad plástica en el desarrollo de soluciones en cerámica, las cuales diseña y construye personalmente en su oficina del centro de Santiago en la calle Matías Cousiño 82, noveno piso. También, es reconocida su gran participación en la Sociedad Odontológica de Chile, en el área de Rehabilitación Oral, llegando a ser representante oficial del país en la ONU, en una de sus asambleas generales, en la década de los ´70.
Gran deportista también, primero como basquetbolista, luego como ciclista, donde recorre los parajes entre Traiguén y Victoria. En la U, integra el equipo de tenis de mesa, convirtiéndose en campeones nacionales, siendo reconocido con la nominación a la selección nacional, pero Fernando prioriza su carrera profesional, pero no deja el deporte, destacándose hasta avanzada edad jugando tenis recreativo con sus amigos del Estadio Español de Las Condes y como una humorada gana el raid de regularidad en las competencias automotrices organizadas por la entidad hispánica.
Socialmente, también se destaca por sus alegres participaciones en los eventos ya sean del ambiente profesional como aquellos de la sociedad, tal es así que luego de anularse de Mary Agnes, contrae matrimonio en dos oportunidades más, sin dejar descendencia en estas ocasiones.
Gran longevidad, celebra sus 90 años, jugando domino junto a los suyos, dando clase, cancha, tiro y lado. Hasta hoy revisa todos los días del año, la prensa escrita, leyendo cada uno de los cuerpos del El Mercurio y rememorando sus años mozos, viendo todos los torneos de tenis del orbe, en la televisión.
Sus últimos 90 días, fueron bastante sufridos, debido a una enfermedad isquémica, que le generaba dolores importantes en sus piernas y brazos, además de heridas. Entre estar hospitalizado y luego ya en un hogar, donde siempre fue el regalón, espero la primera gran lluvia para irse a la edad de 94 años y nueve meses, el jueves 13 de junio de 2019.
Como fue siempre su deseo, lo llevaremos a su querido Traiguén a descansar junto a su mamá, en el precioso cementerio de la localidad. Hasta siempre “viejo”.
Fuente: Alejandro Viveros Collyer
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